26 jun 2009

Tres días con la família




Valoración: 9/10


Quizás lo más ajustado que se puede decir de Tres dies amb la familia es que es una peli increíble.
Es increíblemente sencilla, increíblemente madura, increíblemente emocionante, increíblemente seria, increíblemente divertida, increíblemente dura, increíblemente delicada, increíblemente importante e increíblemente buena.

No hay duda de que si el cine español estuviera un poco evolucionado (o quizás el público), el estreno de esta película sería algo importante dentro de nuestro panorama cultural.

Mar Coll consigue con su Opera Prima que todos los públicos, incluso los menos afines al cine de autor, entren y se dejen llevar por su reflexión sobre la imposibilidad de escapar de las herencias familiares y como los patrones se repiten de generación en generación.

Lo que consigue la directora viene a ser como cuando las madres les camuflan las verduras a los niños pequeños (no entendidos en alta gastronomía) porque dicen que no les gustan, pero sin darse cuenta se lo comen todo. La película (una hora y media de metraje corta) pasa sin que te des cuenta ni tengas que poner de tu parte como espectador. A Léa, le gustan las verduras.

Su tono, tan cercano a la tragedia que hace que sus momentos cómicos salgan muy reforzados, retrata con exactitud lo absurdo de las relaciones familiares, donde las reuniones se convierten en un espacio donde las emociones reales deben ser escondidas para no dar una nota discordante.

Mención aparte merecen sus dos grandes protagonistas, el primero por sorpresivo. Nausicaa Bonnín, hasta ahora actriz de culebrón de sobremesa se revela como una de las caras más prometedoras dentro del panorama cinematográfico español, formando generación con Verónica Echégui o Adriana Ugarte. Su mirada, cada vez más baja y más perdida a medida que avanza la película muestra una evolución y un crescendo más convincente que muchos de los guiones de las películas que se suelen estrenar.

Eduard Fernández, como de costumbre, está por encima del bien y del mal. Al contrario que la tendencia que está invadiendo al cine español de hoy en día, donde los referentes tanto de actuación como de narración se sacan de la tele (comparad las actuaciones de Tres días con las de Mentiras y Gordas), Fernández en cada nueva actuación aporta nuevas dosis de realidad.
Tres días con la familia es, en resumen, aquello a lo que toda película española debería aspirar. Y es que Tres días con la familia aspira a ser algo más que una película española, aspira a hacer cultura en un país en que ésta es una asignatura pendiente.

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